lunes, 27 de octubre de 2008

Alondra


- Ayer, 3:00pm.

Después de disfrutar algunos días en Atitlan, el Chepe y yo regresamos a casa, camioneta, curvas, derrumbes, maquinaria, largas filas, ventas en movimiento, tortillas con chile relleno y demás causalidades. Al llegar al pueblo, en la plaza brillaba un árbol navideño de cierta marca de chela cantora, el cual no pude justificar con claridad ante la duda del Chepe, quien a sus seis años me cuestionaba sobre el tiempo y la navidad.

El respectivo tuk-tuk, las indicaciones para llegar a casa, y como situación poco habitual veo a un gentío reunido tres casas después de la mía, había un toldo, sillas, comida, pero eso si, de una vez me percate de que no era un fiesta, decidí no ser indiscreta y esperar noticias. Al caer la tarde fuimos a encargar tortillas para la cena y allí se disiparon mis dudas.

La niña era pequeñita, coincidiendo perfecto con el nombre que le pusieron y está ave graciosa, Alondra, ella, una de las niñas que vi crecer en la cuadra, con las greñas alborotadas, los mocos de abajo para arriba y viceversa en repetidos suspiros profundos, corriendo, haciendo mandados, con la carita shuca, al igual que el grupito de vecinos con los que andaba y jugaba en la calle. En estas épocas se juntaba a volar barrilete con los dos chavitos a los que les dispararon frente a la tortillería el año pasado, pase frente al lugar y recordé la mancha de sangre que duro tanto en desaparecer, porque nadie se atrevía a desacatar la petición de las madres de aquellos, quienes exigieron no limpiar el lugar.

Alondra cumplió este año los quince, asociar a aquella patojita que describí y a esta de carita maquillada, cabellos teñidos de rojo y arete en la ceja, era un reto a la imaginación, alguna vez se acerco a mi hermana para chulearle el arete en la lengua, siempre me saludaba con una sonrisa, como no lo hacen la mayoría de mis vecinos, quienes guardan distancia frente a mi prototipo de familia. Hace unos días la vi, andaba a prisa, me gustaron sus botas y su sonrisita de pajarito.



- Hoy, 10:00 am.

Alondra se despide de su casa, no la volveremos a ver en la puerta de su casa ni en la calle, la despedían los gritos de su madre y sus hermanas, tras su féretro dorado un aroma intenso a flores y hojas verdes. Nadie es capaz de verse a los ojos, nadie pregunta nada.

La última vez que nos reunimos todos los vecinos fue el año pasado, durante el velorio de los dos chavitos, quienes tampoco tenían más de quince años, fue más o menos por estás épocas.

- Ayer, en las horas de la mañana.

Encuentran el cuerpo sin vida de una adolescente en una carretera de terraceria cerca de San Lorenzo.


Cada año hay menos barriletes en el vecindario.


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