domingo, 31 de julio de 2011

Masticando vidrio

El sol tan fuerte y las nubes pedaceadas presagiaban la posterior lluvia que sobrevendría como lavadero de recuerdos. Una noche antes cada uno soñó en sus camas un sueño común que ahora no recordaban, pero que les había dejado la sensación de haber masticado vidrio frente a una cobra en posición de ataque .

Allí estaban ahora los dos en posición de defensa, el silencio ensordecedor les mostro en segundos lo que había sido su vida juntos , nada los asombraba, ni los corazones que destilaban jugo de sandia, ni el conejo de la luna llena, ni el olor aquel de sus fantasmas comunes . Quietos, con la respiración tiesa y seca, con las palabras en medio del paladar sin intensión de regresar o de salir por la boca, se vieron a los ojos , nunca como ahora se habían marcado con tal exactitud las líneas de las fronteras entre sus cuerpos, sus genitales se hincharon aún más que sus venas varicosas, sudaron y salivaron de tal manera que mojaron de fluidos sus cuerpos segundos antes desiertos . Recuperaron calor y movilidad, todo volvía a su lugar, cada uno pensó esta pregunta que no dijo - ¿Cuántas veces podes nacer y morir dentro de mí? Pero el tiempo no es ingenuo y según el caso lo que surgió de sus bocas fue un - ¿Cómo estás? Qué bueno verte. La sonrisita falsa y resignada delataba las ganas de decirse hijuepueteces y luego coger alegremente como perros en medio de la calle, se sabían turbios, se sabían los perfiles de sus distintas caras, se sabían débiles y mansos, se sabian brillantes y alucinados, sabían cuán grande había sido aquello que les había quitado tanto a la vez.

Eran y no eran, segundos antes cuando se habian visto asi de repente lograron reconocerse, pero definitivamente su historia se había perdido en sus pellejos y en aquello llamado memoria, esa maquina engañosa que convirte en recuerdo aquello que a fuerza no queremos olvidar .

Nada, agujerito de nada en el estomago, ninguno pensó en el otro hasta horas después que arrecio la lluvia y cada uno escupiría pedazos de vidrio hasta su próximo encuentro, nada fuera de lo normal.