Nostalgias...

No entiendo su voz, está en algún idioma antiguo, me produce ganas de llorar, sé que dice algo sobre la soledad, quizá dice adiós, quizá entierra, suena profunda como el misterio de los caracoles, como las gotas de silencio en las cuevas sagradas, quiero escuchar más, cada vez más, irme con ella por allí de paseo, de la mano. Esa voz me permite enterrar por fin la puñalada, dar el golpe, decir adiós a un mal amor, pegar el brinco. Ese corazón tiene una llama neón, que se enciende y apaga, sus dedos hacen mudras ; transfiguración, transmutación, me atraviesa , pum, pum, tun, tun; como obsidiana, como el colmillo de un animal herido, click, encuentro la razón y me la trago, click, la ironía está enfrascada; sellada con cera de abeja.

Ese sonido se desgarra desde su infancia, como yo, y no importa si tenemos abiertos o cerrados los ojos porque en la obscuridad nuestras lagrimas siempre serán negras.