En la cima de un cerro sagrado, abrazados por nubes frías, casi volando, la neblina nos regaló su aliento de vida, allí, en un lugar cercano a La nueva Santa Catarina Ixtaguacan, más de trecientas personas nos reunimos para la celebración del Waqxaqib’ B’atz’, el cierre e inicio del nuevo ciclo lunar en el Calendario Maya de 260 días, con la guia de nanas y tatas provenientes de los distintos puntos cardinales se ofreció el Toj ; una experiencia maravillosa, festejando el hilo del tiempo, el hilo de la vida y la muerte, las palabras y los pensamientos.
La danza del Bat´z y la danza de la serpiente, el discurso ceremonial que no termina de impresionarme por su belleza poética, la resistencia de un pueblo aguerrido que celebra la vida , la creación, los ciclos eternos en una danza cósmica.
Danzaban alrededor del fuego sagrado Jun Bat´z , Jun Chowen; nahuales de artistas, escritores, pintores, teatreros, bailarines, creadoras y creadores de sueños y visiones.
Así transcurrió la mañana, compartiendo en comunidad, sonriendo, escuchando distintos idiomas, saturando mi cuerpo y mis depresiones, sintiendo desde los latidos de mi corazón los tonos de la marimba de tecomates, del tun y la chirimía, que en ese momento no era triste ni melancólica , re descubrí su carácter festivo, sagrado, de conexión conmigo y con la tierra.
Ante todas estas imágenes me quedaba respirar profundo y y ver profundo, para fotografiar con la mirada, para no olvidar, para recuperar lo perdido, para escuchar y escucharme en esa otra realidad que día a día me llama, para resistir en mi realidad citadina, de humo, sangre y asfalto.
Danzaban alrededor del fuego sagrado Jun Bat´z , Jun Chowen; nahuales de artistas, escritores, pintores, teatreros, bailarines, creadoras y creadores de sueños y visiones.
Así transcurrió la mañana, compartiendo en comunidad, sonriendo, escuchando distintos idiomas, saturando mi cuerpo y mis depresiones, sintiendo desde los latidos de mi corazón los tonos de la marimba de tecomates, del tun y la chirimía, que en ese momento no era triste ni melancólica , re descubrí su carácter festivo, sagrado, de conexión conmigo y con la tierra.
Ante todas estas imágenes me quedaba respirar profundo y y ver profundo, para fotografiar con la mirada, para no olvidar, para recuperar lo perdido, para escuchar y escucharme en esa otra realidad que día a día me llama, para resistir en mi realidad citadina, de humo, sangre y asfalto.
4 comentarios:
Compartir es hermoso. (patojo, sí, aquí y en cualquier otro lugar me pueden ver así)
linda crónica para los que no fuimos
Hermosa crónica de resistencia, hermosa crónica de celebración!.
Un abrazo!
VOs, el Waqxaqib’ B’atz’ es 8 B´atz´y no 13, se te fuè el dedaso...
un fuerte abrazo para allá
a mi blog mas constante es mas bien este: semilladevidrio.blogspot.com
orale pues y feliz ciclo!!!
P.
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